Un día como hoy, pero de 1954, la premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, pasó por la localidad de El Tambo, en el Valle del Elqui, a tomar mate junto a sus habitantes, ese hecho se recuerda desde el año 2003 y fue instaurado por incentivo del ex párroco de Vicuña, Fidel Carmona, para reunir fondos y llevar a cabo la reconstrucción de la iglesia que se había incendiado en abril de ese año.
En la actualidad, tiene un decreto municipal que tiene como fecha de realización el 26 de septiembre de cada año, por consiguiente se celebra el sábado más próximo de cada año, en donde la comunidad y en especial los clubes de adultos mayores de la comuna, comparten en torno a un mate, churrascas y queso de cabra. Este año, por segunda vez, no se realizará debido a la pandemia.
A la altura del kilómetro 54 de la ruta D-41 que une La Serena y Vicuña se ubica la localidad de El Tambo. De eminente carácter rural, el pueblo está rodeado de parronales de uvas de mesa, viníferas y pisqueras. Por lo mismo, una celebración importante del otoño es la fiesta de la vendimia, en la que se desarrollan típicas actividades como pisar la uva.
Sin embargo, un hecho que marca el calendario festivo del pueblo, cada último sábado de septiembre, ocurre cuando la gente se vuelca a recrear una notable tradición inaugurada casualmente por Gabriela Mistral: la Mateada Mistraliana. La celebración recuerda el paso de la maestra por este villorrio el 26 de septiembre de 1954, en lo que sería su última visita a Chile y a su amado valle de Elqui, antes de fallecer en Nueva York en 1957.
La profesora rural, que ya había alcanzado fama mundial por la obtención del Premio Nobel de Literatura en 1945, fue invitada por el Presidente Carlos Ibáñez del Campo – con quien tenía profundas diferencias políticas– a recorrer su país natal. Aclamada por una multitud en su valle de cerros áridos y majestuosos, Gabriela hizo un alto en El Tambo para visitar la casa de los familiares de la religiosa Rosa Rojas Mercado, directora de la escuela de Montegrande.
Luis Álvarez Torres, hijo de una trabajadora, cuenta que la escritora pidió tomar un mate para amenizar la tertulia. Este suceso quedó vibrando en el imaginario de la comunidad hasta que el ex párroco de Vicuña, Fidel Carmona, decidió recapitularlo. Para ello contó con la colaboración del entonces director del Museo Gabriela Mistral, Rodrigo Iribarren. En 2003, con el objetivo de juntar fondos para la restauración de la iglesia, se instauró la Mateada y se logró que la fiesta fuera oficializada ese mismo año a través de un decreto municipal. Desde entonces, los vecinos se reúnen en la plaza de El Tambo a compartir una ronda de mate, y a degustar churrascas y queso de cabra, típicos de la zona. No falta tampoco la música en vivo y una que otra patita de cueca.